martes, 31 de enero de 2012
jueves, 26 de enero de 2012
La salud no se vende ni se delega, se defiende
Cuando los trabajadores hablamos de salud no podemos dejar de nombrar a sus principales enemigos, que son la flexibilización y precariedad laboral.
En el Banco Ciudad venimos sufriendo como nunca antes estos atropellos que empeoran cada vez más nuestra calidad de vida. Notamos en las distintas sucursales y sectores centralizados la falta de estructuras y condiciones en el medio ambiente de trabajo, el presentismo como impuesto a la salud, el exceso en la carga horaria (debido a la falta de personal), el moobing, el maltrato de los gerentes (sobretodo en los días de paro), la discriminación (inclusive para sacar préstamos), la polivalencia (mayor responsabilidad y mas tareas pero con el mismo salario), el achique de sectores e inestabilidad laboral (Pignoraticio). La consecuencia visible e inmediata de estos atropellos es el incremento de los niveles de riesgo tanto de índole física, psicosocial y ambiental.
Estos mecanismos de explotación de la fuerza de trabajo tienen como único fin maximizar las ganancias de la empresa, en el menor tiempo posible. Sin importar los costes en salud o vida humana.
Para lograr superar esto, lo fundamental es atacar el problema de raíz, luchando contra la precarización para que todos los trabajadores en el banco tengamos los derechos que nos corresponden como clase. Sin clase trabajadora organizada y conciente es imposible llevar a cabo alguna lucha. Es fundamental, entre otras cosas, un plenario de delegados fuerte, y por suerte en nuestro banco cada vez son mas los delegados que se van acercando, demostrando que la democracia y la libertad sindical son posibles y necesarias.
Otra problemática que atenta contra nuestra salud es la vigente y nefasta Ley de Riesgos del Trabajo, producto de las políticas neoliberales de la década del 90', en donde las ART (Aseguradoras del Riesgo de Trabajo) hacen que hoy la salud sea una cuestión de mercado y no un derecho social. ¿Por qué decimos esto? Porque gracias a la enfermedad y muerte en el trabajo las aseguradoras están más preocupadas por la obtención de beneficios que por la salud de los trabajadores. De esta manera transformaron la salud laboral en un gran negociado. Esta ley privatizó el sistema de accidentes y enfermedades profesionales estableciendo un seguro obligatorio en beneficio de bancos y compañías aseguradoras con obvios fines de lucro.
Es imprescindible, para nosotros los trabajadores, pelear por la derogación de esta ley y bregar por un sistema público universal de atención a la salud y que los reconocimientos médicos se desarrollen y centralicen en hospitales de las localidades. Colectivamente debemos organizarnos y pelear por una ley que ponga en foco la prevención y la reparación integral. Y no en el daño realizado, como la ley actual.
Un pueblo educado... ¡Jamás será cagado!
Como venimos viendo en los últimos meses, los estudiantes secundarios, universitarios, profesores y trabajadores chilenos han hecho casi de todo por su reclamo: “Un proyecto educativo, gratuito, de calidad y al servicio del pueblo”.
Se han manifestado en las calles de Santiago de Chile una y otra vez. Marchas, besos, música, danza, huelgas de hambre, cacerolazos, tomas de secundarios y universidades, paros nacionales, represión brutal de carabineros, detenidos y hasta un muerto tiene ya esta lucha que si bien tiene un estallido en este año 2011, viene siendo pensada desde mucho antes.
En el año 1981 el dictador Augusto Pinochet reformó el sistema educativo eliminando la educación terciaria gratuita, a partir de entonces el 25% del sistema educativo esta financiado por el estado, el restante 75% depende de los aportes de los estudiantes. La gratuidad educativa solo está garantizada en el nivel básico, a partir del secundario las escuelas pueden cobrar cuota. Los alumnos que no tengan el dinero para pagar sus estudios deben pedir créditos ya sean estatales o bancarios y obtener deudas que les lleva años poder pagar.
Si bien el presidente Sebastián Piñera, en la campaña que lo llevó a la Presidencia, se había manifestado en contra del actual sistema educativo e hizo un llamado a los jóvenes pidiendo que luchen por sus derechos, parece haber cambiado rotundamente de idea ya que no existe la decisión política para terminar con la educación de mercado donde acceden a calidad aquellos que puedan pagarla.
Terminar con este sistema para el pueblo chileno no solo es consolidar un derecho ya obtenido. Es terminar también con una ley que un dictador puso en marcha para poder controlar más y mejor al conjunto de la sociedad. Un pueblo sin educación es un pueblo que tiene pocas posibilidades de elegir, evolucionar y ser libre.
En Buenos Aires los docentes porteños se encuentran actualmente en lucha frente a los funcionarios del gobierno de la Ciudad, ya que estos quieren eliminar las juntas de clasificación. Con 7 votos a favor, el PRO impuso su proyecto en el plenario de las comisiones de Educación y de Legislación del Trabajo. De esta manera se dio dictamen al proyecto que prevé reemplazar a las 15 juntas de clasificación docente por una oficina a cargo del Ejecutivo porteño y la anulación de 33 artículos del estatuto docente. Este proyecto no solo ataca a la forma de designación de los docentes y sus representares si no que es un ataque directo a la educación publica.
Cabe destacar que estas juntas funcionan desde el retorno de la democracia y permiten que los docentes más y mejor capacitados accedan a cargos o ascensos.
Desde ambos lados de la cordillera luchamos, porque la única batalla que se pierde es la que se abandona, y aún hay vida en nuestros sueños…
Memoria sindical hoy: Entrevista con el historiador Omar Acha
“Los bancarios mostraron una solidaridad y una capacidad
de lucha que sorprendió a otros sectores de la clase
trabajadora”
Nadie nace de un repollo. Todos nosotros tenemos, como individuos y como grupo, una historia que nos hace ser quien somos. Un origen al cual remitirnos para buscar explicaciones del presente y lecciones para el futuro. De esta necesidad de bucear en nuestra historia (y nuestras historias) como laburantes, nació esta sección de la revista. Para esta entrega, nos acercamos a conversar con el historiador Omar Acha, que ha publicado diversos trabajos sobre el gremio bancario, su historia y sus luchas.
¿Cómo fue que te acercaste a investigar la historia del gremio bancario?
Me interesaba, sobre todo, estudiar las formas del activismo en un gremio particular (porque no es industrial) como el de los bancarios. Y de ese modo comencé a trabajar sobre las huelgas bancarias, sobre todo la de 1948 y 1950. Pero después me di cuenta que era preciso avanzar más allá de la caída del peronismo y estudiar lo que pasaba durante la llamada “revolución libertadora” (1955-1958) y luego durante el gobierno de Frondizi (1958-1962). Ahí fui entendiendo que desde el 45 se va dando un proceso de movilización y de autoorganización en el gremio bancario que recién se va a cerrar con la derrota de la huelga de 1959. Me fui interesando por lo que es la historia del gremio bancario, que es una historia que va más allá incluso de su sindicato, la Asociación Bancaria. Lo que se puede ver en mi libro [N.: Las huelgas bancarias de Perón a Frondizi, publicado por Ediciones del CCC, en el año 2008], es una historia mucho más rica que la historia de su sindicato, ya que lo que muestran esas huelgas es que la historia de la movilización de trabajadores de bancos es mucho mas densa y rica que las políticas que se planteaban desde la Asociación Bancaria. Por un lado, había unas prácticas institucionalizadas por la conducción del gremio. Por el otro, un proceso de autoorganización de delegados de base y de coordinación entre ellos, que en los momentos mas críticos pudieron incluso reemplazar a las direcciones establecidas.
Desde tu lugar de historiador, ¿qué importancia pensás que puede tener la historia para un laburante o un colectivo de trabajadores?
Creo que lo importante en este sentido es que sirva para recuperar tradiciones de lucha, y tratar de concebir una identidad de pertenencia a una determinada clase social, la clase trabajadora. Esa pertenencia a una historia mayor posibilita recuperar maneras de entender, de organizarse, de encontrar símbolos en común que permitan pensar nuevas proyecciones. Y que no se produzca eso que busca el capitalismo que es disgregar, o instalar esa idea de que los individuos tienen intereses únicos, propios, y que son antagónicos al de quien esta al lado; esa mirada que busca romper las formas de solidaridad. Conocer la historia del gremio (que, insisto, es mayor que la de sindicato) es una buena entrada para construir formas de identificación y de colectividad.
Vos hablabas del tema de la identidad. Y en tu libro hacés mención a una tensión de fondo en lo que significa ser un bancario; en tanto que miembro, a la vez, de la clase media y de la clase obrera. Por un lado, una cuestión mas política y cultural. Por el otro, una cuestión más técnica, el tema de una mecanización en el proceso de trabajo cada vez mayor… ¿Cómo es eso?
Entre la década de 1940 y la de 1960 se produce un pasaje lento, difícil y complejo entre una identificación que aleja al bancario del obrero (visto como “trabajador sin cultura”), y una nueva identidad donde pasa a formar parte integral del movimiento obrero. Esto obedece a transformaciones sociales que influyen también en los estatales, los docentes… no son los bancarios los únicos trabajadores más “intelectuales” o educados que pasan a formar parte de la clase trabajadora. En ese proceso de adhesión a un movimiento obrero, los conflictos fueron fundamentales. La organización sindical y los procesos de lucha fueron importantes, donde convergían las huelgas bancarias con las huelgas de los ferroviarios, de los petroleros… y surgían formas de solidaridad que excedían estas diferencias culturales o técnicas, donde había una movilización general de la clase trabajadora y, a pesar de los distintos orígenes y características, había una unidad en la lucha. Y esto pasa también en el aspecto más ideológico: en los momentos de conflictos, en el gremio bancario había peronistas pero también socialistas, radicales, comunistas, y de otras tendencias incluso… pero se hacía prevalecer la solidaridad de clase. La condición de bancario unificaba a todos esos sectores y excedía las diferencias ideológicas para forjar una solidaridad y una capacidad de lucha que sorprendió a muchos otros sectores de la clase trabajadora, que veían a los bancarios como miembros de una clase media conformista, egoísta y no combativa. Y lo que yo intento mostrar es que esa solidaridad de clase introdujo a los bancarios en el seno de la clase trabajadora no sólo en torno a imágenes o ideas sino en la movilización y en la lucha reales.
“Fueron la unidad y la movilización las que
llevaron a los bancarios a ese gran triunfo en la huelga de
1958”
Nos contabas que llegaste al estudio del gremio bancario a partir del estudio del peronismo. ¿Qué contradicciones, qué influencias mutuas encontraste entre el gremio bancario y el peronismo como movimiento?
Lo que sucede con el peronismo es el crecimiento a nivel nacional de la Asociación Bancaria. Fundada en 1924, tenía sede en las grandes ciudades de la Argentina, pero a partir del 45 pasa a tener una cobertura territorial más nacional, el sindicato se hace mas fuerte y llega con sedes a todos lados. Y pasa a tener mucha mayor unidad, porque lo que hace el peronismo es nacionalizar los bancos. Si bien seguían existiendo los bancos privados, sus fondos están regulados por el Banco Central. Entonces, en cierto modo, todos los bancos están nacionalizados, y todos los empleados pasan a tener una cobertura y una perspectiva más nacional. Esto tendrá una asociación muy fuerte con la dinámica que va a tener el peronismo en su vocación de “peronizar” el conjunto del movimiento obrero. La Bancaria no es la excepción, aunque a nivel de la militancia de base, en los lugares de trabajo, persisten distintas identidades ideológicas: radicales, comunistas, socialistas, etc.
Por otra parte, durante el primer peronismo los aumentos salariales para los bancarios son mucho menores que en otros gremios, lo que produce un malestar en las bases de un sindicato que, sin embargo, es oficialista. Así se llegan a producir dos huelgas muy importantes, la del 48 y la del 50. Esto nos habla de un gremio muy inestable, que no pudo ser “peronizado” del todo en esa época. Va a ser uno de esos gremios con una lucha interna muy fuerte, y eso perdura hasta hoy. Uno ve al gremio bancario a lo largo de su historia, y no ve una unidad compacta en torno a un liderazgo y una ideología.
En tu libro hablás de que a partir de 1955 comienza a haber una mayor afinidad entre los bancarios peronistas y los no peronistas. ¿A qué se debe esto?
Lo que todos comprenden poco después de la caída del peronismo es que el gobierno militar era peor, que no venia a ofrecer ninguna alternativa real. Por otra parte, los trabajadores del gremio siguen manteniendo una solidaridad de clase, y están en contra de que expulsen a los trabajadores peronistas. Ellos piden que se incorpore a los compañeros despedidos durante el peronismo (luego de la huelga de 1950) pero también de los despedidos durante la dictadura de la “Libertadora”. Ahí persiste una solidaridad, prevalece una identidad de clase por sobre las divergencias ideológicas. Y después, a medida que las demandas salariales se incrementen y el gobierno militar entre en crisis, vuelve a producirse esa unidad y esa movilización que los va a llevar a un gran triunfo en la huelga de 1958.
Algo que leimos en tu libro y nos resultó muy impactante, fue la militarización de los bancarios durante esa huelga. Los movilizaban a distintos regimientos y después volvían rapados al barrio, al laburo, y eran recibidos como héroes. ¿Te encontraste con otros episodios de estas características durante tu investigación?
Bueno, todos los bancarios a los que entreviste (entreviste bancarias también, pero ellas no fueron militarizadas porque la colimba era sólo para hombres) recuerdan de una manera muy viva la capacidad que tuvieron para ocupar las calles, combatir con la policía, armar piquetes, eludir la represión, imprimir volantes, la capacidad de autoorganización y movilización, la construcción de distintos comités de huelga con sus respectivos suplentes (porque los titulares caían en cana enseguida). Éstas eran practicas que ellos no inventaron, sino que tomaron de las experiencias de lucha de la clase trabajadora y que a todos impacto mucho viniendo de este gremio.
Lo que también aparece en tu relato es el rol de los almaceneros, que le fiaban a los bancarios durante la huelga…
Esa era una práctica muy tradicional de la clase trabajadora. Ya desde la época de las huelgas anarquistas, socialistas. Fundamentalmente, porque en el barrio los que le compraban al almacenero eran los trabajadores, con lo cual ese comerciante tenía interés en que esos trabajadores no sólo siguieran empleados sino que también ganaran más. Entonces, se daba un proceso de solidaridad que excedía a la lucha de clases más tradicional para incorporar también a todas esas formas de sociabilidad más barrial.
ACHA x ACHA
“Soy historiador y docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y uno de los temas que más me interesaron desde siempre es la cuestión del peronismo, por la importancia que tiene este fenómeno a la hora de actuar y hacer política. Yo trabajé mucho alrededor de mi interés por cómo se forman las lealtades populares en torno al peronismo, y en esas investigaciones empecé a trabajar la relación entre movimiento obrero y peronismo, un tema que había estado muy poco analizado después del retorno de la democracia.”
Notas sobre los delegados de base: su rol y su importancia
Hace unos años teníamos que elegir un delegado en la sucursal. Empezamos a barajar los nombres de quienes podrían ser elegidos, pero de pronto tuvimos la sorpresa de que ya lo habían “elegido”: el jefe andaba con la planilla juntando firmas, y lo peor es que los compañeros/as firmaban. ¿Por qué fulano? Porque le gusta la política, porque ya fue delegado en otra oportunidad, porque no hay otro que se ofrezca, porque lo conozco de años, etc…
Nadie más quería ser elegido. A muchos les pareció que de nada iba a servir un delegado, no nos iba a solucionar los problemas. O la clásica: “van a discutir y a perder el tiempo”. Así fue como, tal vez sin pensarlo, fulano llenó su orgullo en base al desinterés de los compañeros, desviando la esencia de una herramienta que fue concebida como una forma de organización de los trabajadores para poder hacer frente a las adversidades que aparecen en los ámbitos laborales.
El que calla, otorga. Aunque tu queja individual sea escuchada por todos, sin la participación del conjunto nada se puede llevar a cabo. Para ello hay que hacerse cargo del problema, debatiendo, discutiendo, proponiendo. Pero para expresar nuestra idea, nuestras palabras, necesitamos que alguien la lleve a su destinatario, alguien que nos represente a nosotros, a nuestra manera de entender las cosas. Alguien en quien veamos la vocación de acompañarnos en este terreno, que pueda aclarar nuestras dudas, que pueda ocuparse de los diferentes problemas para poder articularlos en el marco del quehacer grupal, que sea un protagonista en los momentos de conflicto, que su comunicación sea fluida con los distintos compañeros, que lleve nuestra voz y nuestra decisión tal como la expresa el conjunto.
Quizás ninguno de nosotros reunamos todas las condiciones, pero no por ello vamos a ceder el terreno, habrá que seguir trabajando en conjunto para desarrollar respuestas, habrá que ayudar, colaborar y respaldar a nuestro compañero delegado. Que haya sigo elegido no supone que todo ahora es un tema de él, sino que sigue siendo el nuestro, el de todos, su rol deriva de nuestra confianza, de un mandato que el grupo apoya y orienta en una dirección.
Tener un delegado supone un compromiso, no una formalidad. Es el emergente de una decisión grupal de organizarse y de tener un referente que lleve las resoluciones del conjunto de compañeros. Que pueda plantarse frente a la administración, como también llevar nuestra voz ante nuestros representantes gremiales.
La imposición y la proscripción son las armas de quienes nada tienen que ver con el conjunto de trabajadores, son quienes dividen buscando un beneficio personal o de algún grupo contrario a nuestros intereses colectivos. Votemos libremente delegados de base, nada ni nadie nos lo prohíbe. Caminemos junto a ellos: su camino es el nuestro. No lo abandonemos, su militancia es un aporte fundamental para todas nuestras luchas.
Tercerizados en discordia, vol. 4
Seguimos con esta sección que busca tomar la voz de nuestros compañeros y compañeras tercerizados. Compañeros que todos los días trabajan a la par nuestra, pero no cuentan con los mismos derechos que nosotros, y se hallan en una situación de mucha mayor debilidad a la hora de luchar por esas reivindicaciones.
Pensamos que escucharlos y difundir sus problemáticas, puede ser un buen primer paso para ir trazando caminos de unidad, de conciencia colectiva y de solidaridad. Para que estos compañeros y compañeras puedan algún día ser reconocidos contractualmente por lo que son, esto es: trabajadores bancarios.
En esta ocasión, entrevistamos a un joven laburante de seguridad. Veamos qué tiene para decirnos.
¿Para que empresa trabajas?
Para una “cooperativa trucha”, Lince Seguridad.
¿Cómo es tu sueldo?
Me pagan mensualmente, pero al ser una “cooperativa trucha” es muy bajo el salario. Además, somos monotributistas. Yo cobro aproximadamente $2600 por mes, pero eso puede variar de acuerdo a la cantidad de horas trabajadas.
¿Como son las condiciones de trabajo? ¿Cuántos días laburás, qué horario cumplís…?
Son 10 horas por día, y si querés hacer una mayor diferencia, podés trabajar sábados y domingo 12 horas. Ahí sumás un poco más de plata, pero no tanta porque te la pagan como hora normal, no como hora extra. Por otra parte, al figurar como monotributistas podemos trabajar cualquier cantidad de horas sin cuidar nuestra salud, cosa que no podríamos hacer de estar en relación de dependencia.
En los bancos, los empleados de planta permanente solemos laburar muchas horas, pero en el caso de los tercerizados esta realidad siempre es más grave. ¿Cómo repercute tu actual trabajo en tu tiempo libre?
Mirá, en todos los años que vengo laburando para la “cooperativa trucha”, mucho tiempo libre no tengo. Vos pensá que de lunes a viernes trabajo 10 horas; y que tengo que trabajar también los fines de semana si quiero ver una diferencia de dinero en mi sueldo. Así que mucho tiempo libre no me queda, en realidad…
¿Como es tu relación con los bancarios de planta permanente?
Bien… yo hace un par de años que trabajo en bancos con la “cooperativa”. Tuve siempre la mejor relación, nunca tuve problemas, más allá de algún compañero con el que hubiera mejor o peor onda desde lo personal.
¿Qué cambiarias de tu trabajo?
Primero que nada, no trabajar tantas horas. Nosotros al ser monotributistas no estamos (en teoría) obligados por la empresa, pero igual laburamos muchísimas horas. Lo tenemos que hacer porque se paga muy poca plata por hora de trabajo, entonces estamos todo el día. Yo tengo 2 hs desde mi casa al banco, así que ida y vuelta son 4 por día. Sumale las 10 que laburo y son 14hs diarias que se me van en el trabajo.
lunes, 16 de enero de 2012
jueves, 12 de enero de 2012
martes, 10 de enero de 2012
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